Afeitado y gadejas (peyot)

En Levítico 19:27-28 se nos ordena:

“No cortaréis en redondo el borde de vuestras cabezas ni dañaréis la punta de vuestra barba. No haréis incisiones en vuestro cuerpo por un muerto, ni haréis en vosotros tatuajes. Yo, YHWH.”

En estos dos versículos se nos prohibe que hagamos cuatro tipos de “cortes”:

1) Corte de pelo de la cabeza. 2) Corte de pelo de la cara o barba. 3) Corte en el cuerpo. 4) Inscripción de signo alguno en el cuerpo.

¿Qué es lo que prohiben expresamente estos cuatro mandamientos? ¿Se nos exige que dejemos crecer las patillas al estilo Elvis? ¿O “guedejas” al estilo Rabínico? Para entender estos cuatro mandamientos debemos considerar el significado de las palabras en su contexto inmediato así como en el más amplio contexto del Tanach, y en el del mundo antiguo en el que la Torah fue dada.

Empecemos con el primer mandamiento de la serie, cortar en redondo el borde de la cabeza de uno. Cortar en redondo el borde de la cabeza no significa cortarse la cabeza sino cortar el pelo que está sobre la cabeza. Se nos prohibe específicamente cortar en redondo el “Pe’ah” de vuestra cabeza. Pe’ah se traduce a menudo como esquina o patilla, pero realmente tiene el significado de “lado” o “borde”. Éste siempre es el significado de la palabra Pe’ah en cientos de pasajes a todo lo largo del Tanach como por ejemplo en Ex 26:20 “Y para el segundo lado del Tabernáculo, en el lado (Pe’ah) del norte, harás veinte tablas”, y de nuevo “Del lado (Pe’ah) del occidente, el Mar Grande, desde la frontera hasta enfrente de la entrada de Hamat; este será el lado (Pe’ah) occidental.” (Eze 47:20).

“Cortar en redondo el borde de tu cabeza” significa cortar el pelo alrededor de los lados de la cabeza. Muchos exégetas asocian esto con el “corte de cuenco” pagano “. Un corte de cuenco era un antiguo corte de pelo con significado pagano que se realizaba poniendo un cuenco redondo sobre la cabeza y cortando todo el pelo que quedaba expuesto al exterior.

Sin embargo, cuando la prohibición de cortarse el pelo se repite en Dt 14:1-2 leemos: “… no os haréis incisiones ni os raparéis calvicie entre los ojos a causa de un muerto”. Puesto que la mayor parte de la gente no tiene pelo digno de mención “entre los ojos”, esta frase es normalmente entendida con el significado de pelo en la frente, sobre los ojos. Teniendo esto presente, aprendemos dos cosas de Dt 14. En primer lugar, vemos que la prohibición no necesariamente se refiere a un corte de pelo estilo cuenco, sino a hacer alguna calva próxima al borde de la cabeza. En segundo lugar, vemos que la prohibición está específicamente referida a un contexto fúnebre.

Es decir, lo que está prohibido es hacer una calvicie (tonsura) en la cabeza como un acto de luto “por una muerte”. En tiempos antiguos, cuando alguien se moría sus parientes vivos estaban tan afligidos que se cortaban la piel hasta sangrar y afeitaban calvas en sus cabezas.

Aunque, al lector moderno cortarse el pelo pueda parecerle un acto extraño de luto, ésta era una práctica común en el mundo antiguo. De hecho, incluso la Torah permite a los no Israelitas realizar esta despreciable practica fúnebre en ciertos contextos. Esto es lo que leemos con respecto a la mujer Gentil cautiva: “Ella se rapará la cabeza… se quedará en tu casa llorando por su padre y por su madre un mes entero” (Deuteronomio 21:12-14). Como un acto de misericordia, la Torah permite a las mujeres irreligiosas afeitar su cabeza mientras se lamentan por la reciente muerte de su padre y su madre (cf. Dt 20:13-14).

Ésta practica de hacerse calvicies en la cabeza también la mencionan los profetas. Así leemos “Cambiaré vuestras fiestas en lloro y todos vuestros cantares en lamentaciones; haré que toda cintura vista harpillera y que se rape toda cabeza (hagan calvicies). Y volveré la tierra como en llanto por el hijo único, y su final será como día amargo”. (Amos 8:10) Del mismo modo leemos: “Hazte calvez, y ráete la cabeza, por los hijos de tu deleite. Ensancha tu calvez como el buitre, porque se te han ido en cautiverio.”. (Miqueas 1:16). Éstos son sólo dos de los muchos versículos relacionados con la práctica, en tiempos antiguos, de hacerse calvicies como acto de luto junto con los lamentos, rasgarse la ropa y vestirse de harpillera. Así cuando se nos prohibe en Lev 19 y Dt 14 “no os haréis incisiones ni os raparéis a causa de un muerto” el significado es que no podemos rasurar nuestra cabeza ni ninguna otra parte de nuestro cuerpo como acto de luto o tristeza. No hay nada en el mandamiento de Lev 19 que implique que debamos dejar crecer los bordes del pelo o patillas. La única cosa prohibida en Lev 19:27 es afeitarse la cabeza como un acto de luto. El que uno se afeite la cabeza por razones estilísticas no supondría prohibición alguna en absoluto.

Por tanto hemos visto que al Israelita se le prohibe hacer cortes en su carne y rasurar parte de su cabeza como actos de luto” por un muerto”. En Lev 21 vemos una prohibición similar que se aplica específicamente a los Kohanim (los descendientes de Aaron). En Lev 21 a los Kohanim se les prohibe volverse ritualmente impuros por un muerto a excepción de sus parientes cercanos. Después de mencionar la lista de parientes por los que un Kohen puede volverse impuro leemos:

“No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, haciéndose impuro. No harán tonsura en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán incisiones”. (Lev 21:4-5)

El contexto del pasaje está explícitamente referido a lo relacionado con un muerto. En este caso, a los Kohanim se les prohibe varias prácticas del luto. No sólo se le prohibe que entren en contacto con los cuerpos muertos de sus amigos difuntos (vv.1ff.) sino que también se les prohibe que se contaminen haciéndose calvas en sus cabezas, así como que afeiten sus barbas, y corten su piel. Vemos aquí que tres de las prohibiciones de Lev 19 y Dt 14 se repiten en Lev 21. En los tres pasajes los contextos implícitos y explícitos son de prácticas fúnebres. Todas las personas de la antigüedad sabían que que uno se corte la piel o se afeite la cabeza es un acto de luto y son estos actos de lamento los que están prohibidos en Lev 19. Aunque las connotaciones de luto en los actos de cortarse la carne y afeitarse no pueden ser obvios para lector moderno, hemos visto que la propia Torah así como los profetas posteriores los consideran como actos característicos de luto junto con el llorar y el vestirse de harpillera. Hay que hacer notar que el Nazareno hace un voto de no afeitar su cabeza (Nu 6:5). Al final del periodo de abstención, el Nazareno afeita toda su cabeza, tal nosotros leemos: “… el día que se cumpla el tiempo de su Nazareato vendrá a la puerta del Tabernáculo de reunión… Entonces el nazareo se afeitará su cabeza consagrada a la puerta del Tabernáculo de reunión, tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz” (Nu 6,13). La razón por la que al Nazareno se le permite afeitar toda su cabeza es porque que él no está haciéndolo como un acto de luto. Del mismo modo leemos en 2Sam 14:26 que todos los años Absalom, el hijo de Rey David, dejaba crecer su pelo y después afeitaba su cabeza. De nuevo, éste no era un acto de luto y en consecuencia le estaba permitido afeitarse la cabeza.

¿Dado que destruir / afeitar la barba es mencionado en el contexto de los ritos de luto prohibidos en Lev 19 y Lev 21, debemos preguntarnos si también afeitarse la barba era un rito del luto prohibido? En otros palabras, ¿la prohibición de afeitarse la barba es una prohibición general para todas las ocasiones o está exclusivamente prohibido como acto de luto o tristeza?.

Quizás la primera pista con respecto al afeitado de la barba de uno es la purificación ritual del Metsora o “leproso”. Leemos en Lev 14:9: “Al séptimo día se afeitará todo el pelo de su cabeza, la barba, las cejas de sus ojos, o sea, todo su pelo; lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua, y quedará limpio”. Vemos que en ciertos contextos a una persona se le exige afeitarse la barba e incluso que es un acto de purificación. Del mismo modo, leemos sobre la consagración de los Levitas: “Así harás para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación y haz pasar la navaja por todo su cuerpo; ellos lavarán sus vestidos y así quedarán purificados”. (Nu 8:7). De nuevo vemos que el afeitarse la barba e incluso todo el pelo no sólo está permitido sino que puede ser un acto de purificación. ¡Por contra, la prohibición de Lev 19 recae sobre afeitarse la cabeza o la barba como actos de luto!

Que afeitarse la barba era un acto de luto en tiempos antiguos resulta evidente a partir de muchos pasajes Bíblicos. Por ejemplo, en el Libro de Jeremías leemos sobre un grupo de peregrinos que lamentaban la destrucción del Templo: “Llegaron unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria. Eran ochenta hombres, con la barba rapada, las ropas rasgadas y llenos de rasguños, que en sus manos traían ofrendas e incienso para llevar a la casa de YHWH”. (Jeremías 41:5). Vemos que estos peregrinos se estaban lamentando y en consecuencia rasgaron su ropa, se cortaron la piel, y afeitaron sus barbas. Por tanto resulta claro que el afeitarse la barba junto con el rasgado de las vestiduras y cortarse la piel son también actos de luto.

El hecho de que el afeitarse era un acto de luto puede verter nueva luz en un pasaje bastante oscuro que hasta ahora ha demandado una explicación. En 2Sam 9:1-4 leemos que David envió emisarios al rey de Hanun de Amon para consolarlo por la muerte de su padre. Por alguna razón Hanun llegó al convencimiento de que los emisarios de David no habían venido a consolarlo sino para espiar el territorio. En un extraño acto de retribución él decidió cortar la mitad de sus barbas y enviarlos humillados de vuelta a Israel. Leemos de este modo:

“(2) Y envió David a sus siervos para que lo consolaran por su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón, los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: “¿Crees acaso que por honrar a tu padre, David te ha enviado mensajeros a que te consuelen? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, inspeccionarla y destruirla?’. Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió.”

Hasta ahora siempre había parecido extraño que Hanun y sus consejeros sospecharan de los emisarios de David de ser espías sin aparente justificación. Incluso más extraña aún resultaba su reacción, que tras descubrir espías les cortara la barba. Teniendo en cuenta que los pueblos antiguos afeitaban sus barbas como señal de duelo “por el muerto”, resulta claro por qué los consejeros de Hanun dudaron que los emisarios de David vinieran a darle sus condolencias. Probablemente Hanun y sus camaradas se sentaban en la corte real con las ropas rasgadas, la piel cortada y las barbas afeitadas. Cuando los hombres de David llegaron con sus barbas sin afeitar, los consejeros de Hanun supusieron que no habían venido a lamentar al rey muerto sino a espiar el territorio. Ya que si ellos realmente habían venido a dar sus condolencias al rey ellos llevarían sus barbas afeitadas, por tanto, para enseñarles respeto por el muerto y humillarlos al mismo tiempo, Hanun dió orden de que les cortaran la barba por la mitad!

En suma, Lev 19:27-28, Lev 21:4-5, Dt 14:1-2 prohiben 4 actos diferentes de luto. Estos son:

1) Recortarse una calva en la cabeza como un acto de luto 2) Afeitarse la barba como un acto de luto 3) Cortarse la piel como un acto de luto 4) Escribir en la piel como un acto de luto

La inscripción de tatuajes como acto de luto es el punto más vago de la lista. Sólo se menciona una vez en Lev 19:28 y no vuelve a ser mencionado en el Tanach. Hay una referencia a escribir sobre la carne como un acto de dedicación a YHWH (Isa 44:5), pero nunca como un acto de luto. La práctica de inscribir el nombre de una persona amada fallecida todavía perdura hasta hoy mismo. Esta práctica ha llamado la atención del público recientemente cuando se informó que los bomberos de Nueva York y los policías se estaban inscribiendo tatuajes en memoria de sus camaradas fallecidos.